18/06/2021 - Inventario urbano de Paraná

Las señales de la ciudad

Aparecen discretamente ubicadas en lugares casi inaccesibles. Y cuando se las descubre hay que decodificarlas para entenderlas. Ajenas a las miradas cotidianas, las señales de la ciudad son mudos testigos que cumplen alguna función, a veces indescifrables para el ciudadano común, a veces tan sencillas que siembran la intriga de quienes buscan explicaciones más complejas.

Jorge Riani

En la plaza 1º de Mayo, apoyada en una extensión de césped que dificulta más aún su descubrimiento, existe una señal cuadrada, con lados que superan el metro de extensión. Se trata de una de las miles de señales que el Instituto Geográfico Militar, organismo que reemplazó la palabra militar por nacional en su denominación, diseminó por todo el territorio argentino para señalar referencias.

El cuadrado es una enorme y prolija piedra que pareciera señalar los puntos cardinales, debido a que cada las puntas coinciden con el norte, sur, este y oeste de la ciudad. En el centro, un octógono de bronce despeja cualquier duda de origen y menciona al organismo federal, además de advertir que le corresponderá “hasta cuatro años de prisión a quien destruya esta señal”. Además menciona una ley: la 12.696, también llamada “Ley de Carta”. Esa norma se promulgó el 3 de octubre de 1941, que dio comienzo, en forma sistemática y regular, a los trabajos geodésicos y de relevamiento topográfico en forma uniforme en todo el país.

De hecho, esta señal fija una referencia para la realización cartográfica oficial. Los mapas, cuando hablan de Paraná, se fijan en esa placa que incluye en su contenido una estrella de cinco puntas y un semicírculo que se llama “tetón”. Se trata, en verdad, de un punto altimétrico de la ciudad.

El Instituto Geográfico Militar fue creado en 1901 y tenía antecedentes del siglo anterior. La tarea del levantamiento geodésico del territorio era toda una aventura por la geografía cambiante del vasto territorio argentino. Con la incorporación de la computadora y los satélites, todo fue distinto. De hecho, desde el 2 de julio de 2011 existe otra señal que permite utilizar elementos modernos para fijar coordenadas terrestres: se trata de una antena montada sobre estructura de hierro anclada a su vez en la terraza del edificio de la Base Aérea de Paraná. Pero casi no se ve desde ningún lugar. Es un sistema satelital de GPS.

Mucho más rudimentaria es la herramienta de medición de la altura del río en la costa de Paraná: una enorme regla metálica ubicada en uno de los pilotes del viejo muelle de madera del Puerto Nuevo, que señala el nivel de la altura del río . De allí toma los datos la Prefectura Naval Argentina para establecer los datos del río en el paso por nuestra costa aunque por estos días no hay datos porque el río está tan bajo que la regla quedó por encima del nivel del agua.

Nivel Riachuelo

En muchos edificios emblemáticos de Paraná se encuentran piezas de bronces que indican el nivel altimétrico de las ciudades. Esa es una tarea que también desarrolló durante buena parte del siglo pasado el Instituto Geográfico Militar, pero que muchas veces quedó en manos de los estados municipales. De hecho, en la capital entrerriana hay centenares de indicadores de bronce “Nivelación general. Municipalidad de Paraná”. Se las pueden ver, por ejemplo, en el frente del Banco Hipotecario y en la ochava del viejo Hotel Paraná, entre otros lugares.

Las piezas de bronce de nivelación general del suelo tienen referencia en un punto del Riachuelo de Buenos Aires.

El agrimensor Héctor Meinero aportó datos sobre esos elementos que aparecen como silenciosos testimonios de un tiempo. “Estamos hablando de prehistoria”, define de entrada. “Hubo dos organismos que dejaron muchos de esos objetos: el Ministerio de Obras Públicas, que marcaba los niveles referidos a un hidrómetro del Riachuelo de Buenos Aires, y el Instituto Geográfico Militar, ahora llamado Nacional”, dijo el experto ante una consulta para esta nota.

“Se produjo una cuestión curiosa –continuó– el cero que marcaba el Riachuelo difería en unos 45 centímetros con el del Instituto Geográfico. El de los militares estaba más bajo que el nivel de Obras Públicas”.

Meinero, como todos los otros agrimensores, trabaja ahora con el GPS instalado en la Base Aérea –donado por su colega Angel Yugdar–, que recibe las señales del sistema ruso llamado Glonass. Tiene un nivel de precisión de un centímetro, que se corrige alternando con otros instrumentos. ¿Para qué sirve? Para establecer precisión en las propiedades privadas, en las localizaciones de vehículos y en las comunicaciones.

En Paraná hay muy pocos lugares de altura señalados antiguamente por Obras Públicas. Esa tarea aquí estuvo a cargo de la Municipalidad. Y como testimonio quedaron las piezas de bronce que indican el “nivel general” en base al cero ubicado en el Riachuelo de Buenos Aires.

Si se busca, en la vieja estación de trenes también se hallará alguna señal. “El Instituto Geográfico tiene su medición del nivel del mar, que lo establece un mareógrafo, y que toma un promedio entre la marea alta y marea baja. Desde ese cero se establecen las distintas cotas. Pero el sistema ferroviario tiene otra medición y esas referencias se ubicaban en las estaciones”, contó a Revista Contexto el perito topocartógrafo Julio Perusini.

Egresado de la Universidad Nacional del Litoral, Perusini se ha dedicado a trabajar principalmente en Santa Fe, pero también ha recorrido Entre Ríos haciendo mediciones, y recuerda que una de las señales más antiguas que halló databa de 1939 y se ubicaba en la ciudad de La Paz.

Dos escudos azules de la Unesco

Una de las señales más enigmáticas aparece, haciendo gala del lustre de su enlozado, en el frente de la Escuela Normal. Bien visible, sobre el cemento piedra París de la histórica casa de estudio, la señal se deja ver con sus colores azul y blanco, cuadrada pero en forma de triángulo en su base. Como si fuera un sobre abierto de carta y puesto de arriba hacia abajo.

En Paraná hay dos señales instituidas por la Unesco: en la Escuela Normal y en el Teatro 3 de Febrero.

Es el Escudo Azul, instituido por la Unesco, tras la Segunda Guerra Mundial, e indica los lugares de interés cultural que deben ser especialmente protegidos en caso de guerras o catástrofes.

Fue instalado en el frente de la Escuela “José María Torres” el 1° de julio de 2015 y al día siguiente hicieron lo mismo en el otro edificio de la ciudad, el Teatro “3 de Febrero”. Es decir que Paraná tiene dos edificios que cuentan con el Escudo Azul de la Unesco que en la República Argentina instala, con acuerdo de estados provinciales, municipales y organismos de cultura, el Ministerio de Defensa de la Nación.

Para terminar con el recorrido por las señales y claves de la ciudad, que serán más que los que esta nota puede referir, sin dudas, hay que indicar que en frente a la Casa de Gobierno, se ubica un monolito con una placa que indica el kilómetro cero de toda la red de rutas de la trama provincial. Aunque la referencia existe hace más de un siglo, la placa se encuentra allí desde el 5 de octubre de 1971 y fue descubierta en el marco de la celebración por el Día del Camino.

El geólogo Juan Carlos Bertolini, responsable para Entre Ríos y Corriente del proyecto geodésico correspondiente a un programa de asistencia al sector minero descubrió, para su alegría, que “mucha gente del interior del territorio mesopotámico, aún conserva todos los tipos de representaciones topográficas que tienen que ver con la geodésica. Eso me impactó. Hay que seguir conservando el sistema de medición de nuestro planeta”.