23/12/2021 - Fue tres veces gobernador. Murió el lunes

Un café con Jorge Busti

El lunes murió Jorge Busti. Fue tres veces gobernador, una marca que se encuentra sólo en el siglo XIX. Fue el gobernador de dos siglos: dos primeras gestiones en el siglo 20 y la tercera en el siguiente, claro. Hace tres años lo invitamos a tomar un café y a hablar frente a una cámara. El recorrido temático fue largo porque se hablaron de las dos disciplinas en las que debe desempeñarse un gobernador: la política y el Estado, es decir la militancia y el trabajo público.

“El caso Calero nos golpeó, pero la desaparición de Fernanda fue lo más duro que nos tocó vivir en el gobierno”. Ese fue el título de la nota que sacamos de aquella charla. Se publicó en un sitio que ya no existe y se republica en este otro que aún existe.
La charla fue fragmentada por temas. Y lo que sigue, todo es una reproducción de aquella nota, con la introducción, el desarrollo de la entrevista escrita y los videos de cada tramo tratado.

Historias y mitos
Fue el hombre más poderoso de la provincia reciente, de una provincia que no es poderosa pero que tiene historia. La historia de una creación que se llama Argentina. Se mantuvo en la cúspide del poder durante dos largas décadas o más. Fue elegido tres veces gobernador y, como esas figuras que llegan a ser conocidas, odiadas, admiradas, escuchadas, ignoradas, aborrecidas, amadas, en fin, como esas personas que no pasan inadvertidas aunque más no sea por el lugar que ocuparon en la función pública, en torno a la figura de Jorge Busti hay historias y mitos.
El imaginario popular llegó a hacerlo dueño de la empresa Flecha Bus, pero las investigaciones periodísticas dejaron en claro que a los propietarios hay que buscarlo por otras partes. Le han atribuido bienes en el extranjero que él se ha encargado de desmentir. Sin embargo los mitos o las historias sobre el modo en que amasó el poder siguen circulando. Una de esas afirmaciones dice que antes de que empiece su derrotero en la primera línea de la política entrerriana no quería ser gobernador. Que le insistieron hasta el cansancio por lo que sólo pensó en ser compañero de fórmula del histórico dirigente Carlos Cristóbal Vairetti.
Una suerte de operativo clamor lo hizo tomar confianza y cuando supo que podía llegar a la primera magistratura provincial entonces sí se decidió. Una vez que probó el sabor del poder, lo que luego le costó fue salir de la escena principal de la política provincial.
En esta entrevista con Corresponsal, Jorge Pedro Busti habla de cosas que no están en la sección diaria de noticias. Sobre sus momentos más difíciles en la función pública, sobre el crimen de un funcionario de su gobierno en manos de otros funcionarios también de su gobierno, como fue el Caso Calero, sobre la relación con Carlos Menem, sobre la decepción que le causó el sucesor al que señaló con el dedo para que sea gobernador, sobre eso y más habla Busti en este reportaje.

-Dicen que usted se resistía a ser candidato a gobernador cuando algunos dirigentes se lo propusieron. ¿Es verdad eso?
-No, no. Lo que pasa que uno es, como dice Ortega y Gasset, uno y sus circunstancias. El tema es así. A mí me detienen en 1977. Yo estoy cuatro meses a disposición del Área 225. Fui testigo del juicio a Dasso. (N. de la R: Naldo Miguel Dasso era jefe del área, con asiento en Concordia, en tiempos de la represión ilegal de la dictadura). Yo la pasé muy mal en los primeros días. No tengo duda que hubo una delación. Y luego, cuando me largan sin documento. Y el doctor Daenger me ofrece, cuando recién se iniciaba en la Abogacía, trabajar juntos hasta que se mató su hermano. Yo me quedé con el estudio.

En el momento en que más trabajaba viene la apertura democrática. Yo fui el creador de lo que se llamaba, aún estando los militares, Centro de Afiliación y Adoctrinamiento “Juan Domingo Perón”, en la seccional primera de Concordia.
Un día lo llevamos a Enrique Cresto, que ya era un hombre grande, había sido gobernador. Hablamos y me acuerdo que yo hablé mucho de los desaparecidos. Eso le llamó la atención a Cresto y me preguntó: “por qué hablás tanto de los desaparecidos”. Le dije que porque yo sabía que había miles de desaparecidos.
Cuando se comenzaron a armar las listas, en Entre Ríos había cinco. Mi grupo hizo una reunión, en la cual estaba Hernán Darío Orduna, (Gerardo) “Chango” Mosa, que había estado seis años y medio detenido. Yo les dije “la mejor manera de blanquearnos, y sobre todos ustedes es vamos a meternos en tradición peronista”. De esa forma nos daban una oportunidad. El viejo Cresto, y yo le digo viejo de manera cariñosa, es que ellos iban por el supermercado y a nosotros nos daban el quiosquito, que era la Municipalidad de Concordia.
Había cinco listas, una de ellas era la de Elvio Bordet, el padre de Gustavo. Cuando empezó la campaña interna me pintaron cinco paredes con la frase “Busti montonero”. En Concordia, estando todavía la dictadura…
Yo siempre cuento la anécdota esta: que cuando lo voy a ver a Cresto, me dice: “qué te pasa doctor”. “Bueno, le digo que eso que me han pintado, ahora van todos mis clientes y me preguntan”. Y me contesta: “usted no se preocupe, por eso de ser de Montoneros, del ERP, son cosas circunstanciales, el problema es que le pongan que es puto”. Bueno, me toca ganar en unas elecciones de gran participación, como era esperable tras la apertura democrática. Yo fui al otro día a pedirle a Elvio Bordet, un hombre muy prestigioso, que era un empleado del Correo que había logrado recibirse de contador, que me acompañe como secretario de Gobierno. Armamos un gran equipo, donde Hernán Darío Orduna era el secretario de Obras Públicas. Tuve una gran oposición de los sectores de la derecha peronista por nombrar a Hérnán, pero así empezamos.
A los dos años nos juntamos con las Mesas de Trabajo. Nos reunimos en Paraná, y con el “Conde” (José Carlos) Ramos decidimos presentarnos donde podíamos para las elecciones de diputado nacional. Nos dio para presentarnos en cinco departamentos. Por otro lado (Carlos Cristóbal) Vairetti era un hombre conocido, de gran fortuna personal. En Paraná campaña era muy conocido, y no tanto en Concepción del Uruguay.
Fue para nosotros una carta de presentación. Ganó Vairetti junto con (Armando) Gay. En esas elecciones para diputados nacionales volvimos a perder los peronistas. Ganó muy bien (Sergio) Montiel, pero se recuperó por poquitos votos la ciudad de Paraná, lo cual fue para nosotros una señal.
Pasaron esas elecciones y cuando estábamos mirando ya para las elecciones a gobernador de 1987, va a Concordia, a hospedarse con su mujer el escribano Carlos Vairetti, que yo siempre digo que fue un caballero. Y me ofrece ser candidato a vicegobernador. Realmente para mí en lo personal era un avance importantísimo porque integraba una fórmula con alguien de prestigio y para afrontar una elección donde estaban las figuras de (Luis) Brasesco, de mucho prestigio. Ah, y también claro la de (Ricardo Emilio) Lafferriere.
Yo voy al partido y había como trescientas personas. Les cuento sobre el ofrecimiento que me hizo Vairetti. Comenzaron todos a gritar que no, que vayamos por más. Yo me fui pensando en la responsabilidad. Primero porque no teníamos ni un peso. Conseguimos dos o tres gremialistas, entre los cuales quiero reivindicar la figura del Negro (Carlos) Echeverri, porque puso toda la estructura para ayudarnos.
Teníamos muy pocos recursos pero mucha mística, y en algunos lugares fuimos con dos listas, y esa fue la clave del éxito. En Gualeguaychú y en Concepción del Uruguay, por ejemplo, teníamos dos listas.
Yo, la verdad, simplemente me conformaba por hacer un papel decoroso. Pero me fui embalando a medida que pasaba el tiempo. Votaron más de cien mil afiliados. Nosotros perdimos en Paraná campaña donde sacamos el 7 por ciento. (Mario Amando) Moine, que era muy poco conocido, le ganó a Fernando Gan, que decía que yo era la mochila de piedra que él llevaba atrás.
Pero nosotros ganamos muy bien toda la costa del Uruguay, y ahí hicimos la diferencia. Le ganamos la interna por mil votos, sobre cien mil afiliados que votaron. (Vairetti) era presidente del partido y dominaba la junta electoral. Podría haber hecho cualquier cosa, pero no. Lo que hizo fue llamarme y decirme: “Mirá, Jorge, me ganaste. Fue la última oportunidad que tuve de ser gobernador, pero ahora te voy a apoyar a vos”.
De ahí en adelante, la verdad que mi pensamiento era sólo hacer un papel decoroso. Pero comencé a recorrer la provincia porque las encuestas me decían que yo estaba 25 puntos debajo de Lafferriere.
Yo a esto lo cuento porque esto es historia y todavía vive él. Yo estaba en Paraná Campaña, en un acto, y se acerca un pibe de barba, jovencito, Carlos Fara. Ahora ya es un hombre grande, pero entonces era jovencito y me dice: “puedo hablar con usted, doctor. Yo soy Carlos Fara. Estoy haciendo un trabajo para Clarín, y voy a sacar el domingo que hay un empate técnico en Entre Ríos”.
Le pregunté qué significa un empate técnico. Me explicó: “que usted puede perder ahora o puede ganar”. Dije: “me lo como crudo a Lafferriere”. Convoqué a toda la militancia y le dije: “muchachos, hay que rastrillar casa por casa, salimos con todo porque ahora ganamos, ganamos, ganamos”. Esa fue la consigna. Salimos los diez últimos días porque Fara me dijo de ese empate en los últimos diez días. Atropellamos con todos. Fue una tremenda sorpresa la victoria y un desafío; yo tenía 39 años.

Privatizaciones

-Le quiero preguntar por las privatizaciones…
-Yo no privaticé el Banco de Entre Ríos. Lo digo porque hay una confusión histórica. Lo privatizó Moine.

-¿Pero no hubo acaso un acuerdo de Moine con usted, con su gobierno saliente, para la privatización?
-Bueno, en honor a la verdad, no tenía salida Moine. Si no lo privatizaba el banco arrastraba a la provincia, porque llegaba a tal situación arrastraba a la provincia. Tenía muy concentrada la cartera en poca gente. O se mantenía el banco o se mantenía la provincia. Cómo lo hizo, ya es cuestión de él.
Y con respecto al servicio eléctrico, yo puedo decir con orgullo que los que agarraron la Enersa, invirtieron 100 millones de dólares que es la base para tener el mejor servicio eléctrico del país. Es cierto que también, cuando vino el 2001 los yanquis se fueron. Se transmitió otra concesión en la que los privados también se fueron. Y eso nos permitió recuperar la empresa en el tercer gobierno sin poner un solo peso.

-Y Santa Elena, ¿qué explicación puede dar?
-Lo de Santa Elena fue un tremendo error del gobierno de Montiel.

-¿Cuál fue el error? ¿Estatizarlo?
-Pero por supuesto. Con qué necesidad estatizar un frigorífico que era una fuente de pérdida monstruosa que se solventaba con el banco.

-Digamos que más que defender las privatizaciones lo que usted hace es cuestionar la estatización. Es extraño pero la política de Montiel parece más kirchnerista que la suya.
-Lo que pasa es que no tiene ningún sentido que un gobierno provincial privatice un frigorífico que estaba en manos privadas. Él lo compró, pensó que era un gran empresario pero era un pésimo empresario.

Momentos difíciles

-Fue tres veces gobernador. ¿Cuál ha sido el peor momento que le tocó vivir? Pienso en lo que se conoce como el Caso Calero, por ejemplo, donde un escribano del Estado es asesinado por funcionarios provinciales.
-Con respecto al tema (del escribano Rubén) Calero, en primer lugar quiero aclarar algo. Tanto (Eduardo “Gitano”) Romero como (Luis) Lenzi fueron reincorporados al Estado en la época de Montiel. Habían sido ex miembros del Comando Paraná.

Yo estaba enfrentado con Romero. Me acuerdo que cuando entré al partido (peronista) en la presentación de listas, me gritó, me macarteó. Pero bueno, nosotros lo mandamos a Salud como lo podíamos haber mandado a cualquier otro lugar. Ellos se pegaron a (Miguel) Torrealday, y armaron un agrupación.
Yo no soy detective privado para ver qué hace cada uno. Creo que el gobernador se entera del 30 por ciento de las cosas que pasan, cuando uno está afuera del gobierno, se entera del 90 ó 95 por ciento.
Y esta gente era, era, era eso… El “Gitano” Romero era eso, más allá de que anda con un gran crucifijo. Y (Carlos) Balla es lo mismo. Más allá de que tiene un gran hermano, una gran persona, que es hombre de consulta y gran funcionario (N. de la R: se refiere a Oscar Balla, secretario de Trabajo de la Provincia).
Según Hernán Orduna, Carlos Balla nos hizo un trabajo de inteligencia en el año 1986, con la idea de macartearnos con nuestro pasado ideológico, y yo por eso presenté una denuncia penal, pero no pasó nada.

-Usted dice que Montiel reincorporó a estas personas, pero me pongo en abogado de Montiel y le digo que fue porque era una ley para reincorporar a los trabajadores estatales que habían sido cesanteados por la dictadura. Ahora bien, Romero y Lenzi en su gobierno fueron funcionarios.
-No, no. No fueron funcionarios.

-Romero era inspector de hospitales.
-Ah, puede ser, pero a eso lo pone el secretario de Salud que era Torrealday. Yo ni sabía en qué andaba Romero ni Lenzi. Y además hubo otros elementos que tuvieron mucha participación en el primer gobierno de Montiel, pero a lo mejor Montiel ni enterado estaba tampoco. Pero había una policía que era fuerte y que venía de la época de la dictadura. Bueno, lo cierto es que Balla era una expresión de eso también.
Yo lo que digo es que se los detuvo, hubo un juicio…

-Se los condenó, estuvieron presos.
-Se los condenó y estuvieron presos sí. Bueno, así que yo he cumplido con la ley. Hubo muchas cosas, como el abogado (Alberto) Ottalagano que era defensor de uno de ellos (de Romero). Un hombre de extrema derecha, en fin, fue un hecho que nos golpeó. Nosotros declaramos en el juicio. Orduna fue personalmente y yo lo hice por escrito como podía hacerlo por ser gobernador. Contestamos todas preguntas y cumplimos, pero sí nos golpeó como caso.
Yo a Calero no lo conocía, y puesto a averiguar supe que era de muy bajo nivel y que el mérito que tuvo es haber estado en la interna con Menem y que le acertó con eso, es decir le salió bien.

-Mientras ustedes transitaba su tercer mandato se produjo la desaparición de la niña Fernanda Aguirre, un caso que conmocionó a todo el país.
-El caso de Fernanda fue muy duro, pero sobre todo por el hecho de que era una chica tan inocente. Sí, el caso Calero nos golpeó, pero la desaparición de Fernanda fue lo más duro que nos tocó vivir en el gobierno.
A mí siempre me quedó la frustración de que se perdieron los primeros días (de investigación). En primer lugar por error de la familia que no denunció inmediatamente. Las primeras horas son fundamentales.
Y luego porque a la investigación la toma el Juzgado Federal y no conocían ni los barrios de Paraná.
Yo también tengo dolor por la muerte de (Miguel) Lencina, y nunca llegamos a saber la verdad sobre la muerte que ocurrió en esa comisaría.

-Lencina aparece muerto en su celda antes de llegar a juicio por el secuestro y antes de que diga dónde está Fernanda. ¿Tiene dudas sobre el modo en que murió?
-Y sí, tengo dudas. Tengo dudas.

Ping pong

-Sergio Urribarri.
-Hay dos Urribarri. Uno que trabajó conmigo y el otro el que ejerció la gobernación, pero donde nos separamos. Creo que cambió. La historia pondrá a cada uno donde tiene que estar.

-Gustavo Bordet.
-Una buena persona, pero tiene que mostrar que realmente ejerce el liderazgo en la provincia de Entre Ríos.

-Sergio Montiel.
-Un político de raza con el que tuve enfrentamientos tremendos, pero combatía, peleaba.

-Augusto Alasino.
-Una persona muy inteligente.

-Cristina Kirchner.
-Una mujer inteligente pero creo no tenía la capacidad para ser presidente que sí le vi a Néstor Kirchner.

-Carlos Menem.
-Un seductor, un gran seductor. Creo que si se hubiera ido en el primer gobierno hubiera estado entre los monumentos. A mí me tocó la caída de la convertibilidad y lo peor del menemismo: la deformación.

-Mauricio Macri.
-Un hombre que no tiene cultura, un empresario que va a hacer lo que Durán Barba y las encuestas le digan para gobernar.

-Cristina Cremer.
-Yo no la conocí en un baile. Ella era del peronismo de base en Córdoba, estudiaba en la Universidad Católica y trabajaba en Tribunales pero militaba en la agrupación universitaria del peronismo de base.

Videos: Eloísa Senkman (cámara y fotografía), Emilia Elizar (edición), Juan Cruz Varela (producción), Jorge Riani (entrevista).