Jorge Elldid fue senador provincial entre 1973 y 1976, pero antes de llegar a la Legislatura se vistió como peón de campo, trabajador ferroviario, buscavidas, comerciante, actor de radioteatros, representante de artistas y director de un circo. Historia de un bohemio que hizo de su vida una militancia y fue clave para la creación del departamento Federal.
Juan Cruz Varela
La historia legislativa entrerriana guarda una galería de extravagantes personajes: legisladores que rompieron el molde y se alejan de ese típico sujeto político construido por el imaginario ciudadano.
Jorge Elldid es uno de esos excéntricos habitantes de la Legislatura que llegó después de haber llevado una vida nómade como peón de campo, ferroviario, buscavidas, administrador de un bar, comerciante multi-rubro, artista autodidacta, actor de radioteatros, representante de artistas y director de un circo que recorrió pueblos y pueblitos de cuatro provincias durante catorce años.
Era el tercero de siete hermanos, hijos de un padre inmigrante sirio que llegó al país después de la primera guerra mundial, sin muchas más pertenencias que un Corán, y de una madre descendiente de guaraníes. Nació en Hasenkamp, pero fue apenas una casualidad, aunque en el campo fue forjando una personalidad bohemia.
A los veintipico inició un peregrinar permanente, primero como trabajador ferroviario entre el norte entrerriano y el sur correntino, hasta que tuvo una pelea con el jefe de la estación, dejó el trabajo en el ferrocarril y echó a rodar la ilusión de cumplir otros sueños. Los años cuarenta daban paso a la nueva década, y en plena efervescencia política abrazó también la militancia, al calor de las profundas transformaciones sociales que encarnaba el peronismo.
Un amigo que tenía un grupo de teatro para aficionados en Concordia lo convenció de comprar un pequeño circo y juntos iniciaron una vida nómade. Esa experiencia duró poco tiempo, pero Elldid aprendió ahí trucos y técnicas, utilizó maquillaje y ropas estrafalarias y empezó a sentirse un artista.
En esos años, el peronismo contribuyó a conformar una especie de nueva cultura nacional con un contenido popular, inspirada en las expresiones universales clásicas y de la cultura tradicional argentina, a través del cine, el teatro y la radio, principalmente. Y también generó las condiciones de acceso a la recreación y al consumo de actividades culturales para los sectores populares.
Los secretos de la vida en el circo
Hacia finales de la década del cincuenta, Jorge Elldid había montado su propia compañía circense: el “Monumental Circo y Teatro Borincano”. Ahí era una especie de gran jefe y con los años fue desarrollando el oficio de crear climas para llevar al público en un paseo sin fronteras de tiempo a rincones de la memoria. Durante catorce años, el “Circo Borincano” no fue solamente propiedad o trabajo, fue su hogar.
Elldid tuvo tres esposas y nueve hijos, pero solo uno de ellos, Jorge, el tercero, guarda recuerdos de esa vida nómade junto a su padre, deambulando de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad arriba de una casilla rodante, entre fotos de Perón y Evita, y sin escuela.
En el circo, Elldid era el encargado de que todo funcione y también era el que abría el telón hacía un mundo que prometía fantasías, sorpresas e iniciaba una relación eterna con el público.
El suyo era un circo de primera y segunda parte, que iniciaba con un espectáculo de acróbatas, contorsionistas, equilibristas, magos, malabaristas, mimos, monociclistas, payasos, titiriteros, trapecistas –el circo nunca tuvo animales, en cambio en su casa, en el campo de Federal, supo tener monos, ñandúes y otros bichos exóticos–; y después recreaba una obra de teatro. Todo en una gran carpa con pistas circulares y galerías de asientos para el público, que disfrutaba de la simultaneidad de los espectáculos.
En los tiempos de la resistencia, con Perón exiliado y el peronismo proscripto, el circo se transformó en un escenario de denuncia política. Es que la obra de teatro era en sí misma un acto político. La representación de obras como Juan Moreira le daba al espectáculo una cierta peculiaridad de circo criollo, a través del cual la cultura popular exhibía la heterogeneidad étnica que caracterizaba al pueblo argentino, palpable en pueblos del interior y negada por la cultura citadina.
La vida trashumante del circo lo fue acercando a Elldid a otras realidades y le permitió establecer un contacto estrecho con los sectores desposeídos, crear lazos de solidaridad y compromiso. En cada pueblo había lugar para las reuniones políticas e incluso un par de veces fue detenido por participar en acciones de protesta, una de ellas por salir a la calle a hacer pintadas de celebración del cumpleaños de Perón.
Del circo al Senado
No menos accidentada fue su llegada al Senado. En junio de 1972, el interventor militar Ricardo Favre había dispuesto la creación del departamento Federal y en septiembre dictó un decreto-ley que establecía la superficie y los límites para el nuevo distrito.
Favre perseguía un anhelo que aún hoy persiste en cierta dirigencia política de restarle poder económico y territorial a Concordia y, con las elecciones a la vuelta de la esquina y él mismo debatiéndose sobre la posibilidad de ser candidato, pretendía menguar el caudal electoral de Enrique Tomás Cresto, la figura más importante del peronismo entrerriano.
Cresto era un viejo cuadro peronista que había sido diputado y senador nacional durante el primer peronismo, con posturas nacionalistas y católicas, y tenía una buena relación con Favre. De hecho, gestionó ante el interventor militar la restitución de la casa partidaria en Paraná, que se permita a los empleados públicos afiliarse a cualquier partido político y las normas electorales que regirían en las elecciones del año siguiente, cuando la dictadura ya estaba en estado de agonía.
Lo cierto es que con el horizonte electoral a la vista, los que serían habitantes de Federal todavía eran vecinos de Concordia, La Paz y Villaguay. Elldid se había asentado en una casa en el campo de lo que sería Federal, pero era vecino de Concordia.
El peronismo en esos años resolvía las candidaturas en intensos congresos partidarios. El 17 de diciembre de 1972 se consagró a la fórmula Enrique Tomás Cresto-Dardo Pablo Blanc para gobernador y vice; y hubo descarnadas discusiones para la confección de las listas para cargos legislativos, sobre todo por la decisión de relegar a los sectores de la tendencia revolucionaria y la denuncia de la juventud de que se habían incumplido las directivas de Perón de respetar la proporcionalidad de las distintas líneas internas en las listas para cargos electivos. Elldid tampoco apareció en ninguna de ellas. Pero entonces intervino Cresto, que no había participado del congreso, e impuso su nombre como candidato a senador por el departamento Concordia, desplazando a quien habían nominado los congresales; y no le concedió a nadie el derecho al pataleo.
El 15 de abril de 1973, después de siete años de dictadura y dieciocho de proscripción del peronismo, Cresto fue elegido gobernador en segunda vuelta con el 63,13 por ciento de los votos. A nivel legislativo, el Frejuli obtuvo una exigua mayoría en la primera vuelta y Elldid fue elegido senador por el departamento Concordia.
Las nuevas autoridades asumieron el 25 de mayo y se dio breve pero intenso proceso político que se vio interrumpido por el golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976.
Dos hijos marcaron el paso de Elldid por la Cámara de Senadores: su proyecto para concretar la creación del departamento Federal y la muerte de Perón, el 1 de julio de 1974. El histórico líder fue homenajeado en la Legislatura, pero Elldid no participó de la sesión porque había sufrido un infarto lo tenía internado en Paraná, adonde había sido trasladado en un avión sanitario contratado personalmente por Cresto.
El 13 de noviembre de 1973, Elldid presentó el proyecto que venía a ratificar aquel decreto de Favre. La iniciativa se trató seis días después y Elldid pronunció un encendido discurso en el que rescató la historia lugareña y el deseo popular de constituir un nuevo distrito ya desde 1939, que en ese momento se llamaría General Urquiza y cuya cabecera departamental sería la Villa Federal. Destacó la ubicación estratégica que tendría en el mapa entrerriano y las potencialidades económicas, principalmente, a partir de la ganadería y la producción agrícola, con un desarrollo diferente al de su vecina Concordia; y las posibilidades de generar políticas de fomento industrial y comercial que daría la represa de Salto Grande.
“Todas las condiciones están dadas para la creación del departamento Federal. El extraordinario desarrollo de esta gran zona la diferencia notablemente de lo que era en los orígenes de nuestra organización constitucional. Es evidente que la división departamental de la provincia, que data de 1860, debe adecuarse a las circunstancias actuales. No hacerlo significaría frenar la marcha de la historia de las comunidades entrerrianas y todas estas expectativas de progreso solo serán posibles cuando, creado el departamento Federal y con independencia política y administrativa, la ciudadanía pueda tomar en sus manos el manejo de sus intereses y volcar todo su accionar en la creación de las auténticas aspiraciones regionales y, al mismo tiempo, pueda ingresar en las modernas corrientes por las que se encausa el progreso de los pueblos”, exclamó.
El proyecto fue aprobado y dos días después hizo lo propio la Cámara de Diputados, el 21 de noviembre de 1973. Federal se convirtió entonces en el decimoquinto departamento de la provincia de Entre Ríos.
En ese período, además, Elldid estuvo al frente de la Comisión de Peticiones y Milicias del Senado, que tenía a su cargo la administración de las maquinarias, herramientas y material remanente de la obra de construcción del túnel subfluvial y era la que analizaba los pedidos que hacían organismos públicos, instituciones, universidades y municipios para que les donaran esos elementos.
El 29 de diciembre de 1973, el Senado aprobó una ley para la reincorporación de “los agentes que hubieran sido excluidos, cesanteados, exonerados u obligados a renunciar entre el 16 de setiembre de 1955 y el 25 de mayo de 1973, por causas de orden político o gremiales” y establecía además el reconocimiento de aquellos que hubieran sido sumariados o rebajados de categoría. La medida incluyó “el derecho a solicitar ante la Caja de Jubilaciones el cómputo a los fines previsionales del período de inactividad forzosa” de quienes recibieron sanciones en ese período.
También se aprobó una ley de protección de los recursos naturales frente al incipiente interés de los monopolios internacionales y el Estatuto del Docente Privado de la provincia de Entre Ríos, entre otras leyes.
El senador “subversivo”
El golpe de Estado encontró a Elldid en Federal. Los militares irrumpieron en su casa a la madrugada, revolvieron y saquearon libros y objetos de valor que nunca más aparecieron. Pero él no estaba ahí. Estuvo escondido unos días hasta que fue detenido y trasladado al Regimiento de Concordia, junto con el resto de los presos políticos. También su hijo Jorge, el nene del circo, que estudiaba en Santa Fe, fue secuestrado y pasó un tiempo preso en las cárceles de la dictadura.
El 9 de abril de 1976 se publicó un listado de personas detenidas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y ahí estaba el nombre de Jorge Elldid, en el Decreto Secreto Número 60, firmado por el dictador Videla, que recién se hizo público en 2013.
Nunca estuvo ante un juez, pero se lo acusó, como a miles de personas, por infracción a la Ley Número 20.840, que reprimía las actividades “subversivas” e imponía penas de prisión a quienes intentaran, por sus postulados ideológicos, alterar o suprimir el orden institucional y la paz social de la Nación, como también a quien realizara actos de divulgación, propaganda o difusión tendiente al adoctrinamiento o al proselitismo o al que tenga en su poder, exhiba, imprima, edite, reproduzca, distribuya o suministre, por cualquier medio, material impreso o grabado, por el que se informen o propaguen hechos, comunicaciones o imágenes de las conductas que se consideraban opositoras al régimen establecido. El “régimen establecido” era el Terrorismo de Estado.
En los registros consta que luego fue trasladado a la Unidad Penal Número 4 de Concepción del Uruguay, hasta su liberación, el 3 de septiembre de 1976, según el Decreto Secreto Número 1.907, también desclasificado en 2013.
El retorno de la democracia lo encontró en el campo, en Federal, donde vivió hasta su muerte en mayo de 1993, a los 63 años. El tiempo de la política es como el circo, habría pensado, que un día levanta campamento y se marcha.
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