05/03/2022 - Inventario urbano

Los antiguos techos que no eclipsaban los cielos

¿Cómo ver el cielo desde la comodidad más íntima del hogar? ¿Cómo disfrutar desde el refugio íntimo, el que nos acoge, sin renunciar a ver las estrellas? Alguna de esas inquietudes debe haber primado entre los arquitectos para haber llegado a diseñar los techos corredizos de viejas casas cargadas de ornamentos en sus muros, edificada sobre la nobleza de materiales extraídos de canteras milenarias. Acá recorremos algunos de ellos, en plena capital entrerriana.

Jorge Riani

En Paraná hay centenares de casas que en sus techos, altísimos, exhiben coronas transparentes, ventanales corredizos que dan de lleno al cielo. Son edificaciones de principios del siglo XX, del período de arquitectura suntuosa que se extendió entre 1880 y 1930, años más, años menos.

“En las noches de verano, el techo corredizo del cine Urquiza se abría para dejar pasar los destellos de un cielo estrellado. Era una función al aire libre en el corazón mismo de un pequeño palacio”, se describe en el libro “Relicario. Crónicas urbanas de Paraná”, al cine Urquiza, situado en el Palacio Bergoglio, donde compartía espacio con el bar Polo Norte, el más lujoso de la ciudad durante las décadas del 20 y 30 del siglo pasado. El Palacio Bergoglio es el que se encuentra en la esquina noreste de San Martín y Andrés Pazos.

El cine del Palacio Bergoglio tenía un techo que dejaba ver el cielo.

En la casona que fue de la Universidad Popular, donde luego funcionó una escuela de radio, existe un techo corredizo. El mecanismo es sencillo y que el sistema sea manual le otorga un aire picapiedrezco. Generalmente el techo tiene forma de casita de vidrio, montada sobre rieles. Esos rieles están conectados con un hierro por medio de engranajes. El hierro baja hasta el interior de la casa y termina con una manija en su extremo.

Servía tanto para airear la casa como para tener una mejor visión del cielo. Y también como claraboya durante el día, porque por ahí entra la luz del sol.

En la Biblioteca Popular del Paraná existe también un techo corredizo que se ubica arriba del pasillo, apenas detrás del frente donde se lee, casi con letra art dèco el nombre y rubro de la actividad que alberga el edificio. Hay que subir por estrechas escaleras para dar con ese techo que, como muchos de los de su época, son corredizos pero aquietados por el tiempo y la herrumbre.

La imagen de una Virgen se ubica en la cúpula vidriada de la UCA.

En un edificio que se encuentra en la vereda de enfrente, calle de por medio con la Biblioteca Popular, una cúpula vidriada aporta una nota extraña al paisaje de las alturas. Es la cúpula de la sede de la Universidad Católica que no es corrediza, ni tiene aberturas pero que, en situación inversa, deja ver su interior: allí se ubica una imagen de la madre del dios cristiano; el que se expresa de modo humano en su trina facetas.

Vista al cielo

Por su forma circular, porque la textura es como de pizarra y evocativa –por tanto– de algún prehistórico cuero de escamas, porque la combinación de metal con el modo manual casi recuerda la irrupción de la revolución industrial, pero más que nada porque rompe la uniformidad de los techos viejos, el techo circular del observatorio de la Escuela Normal es el más extraño de todos los techos corredizos (ver foto en portada).

Algunos testimonios dan cuenta de que ese observatorio podría ser el que tuvo instalado en su castillo el médico Sixto Perini. El observatorio astronómico y meteorológico fue inaugurado el 15 de abril de 1888, en el edificio donde hoy funciona el Instituto Cristo Redentor.

El techo corredizo se puede ver hoy desde calle Urquiza, cuando la vista se posa en los techos de la Escuela Normal “José María Torres”.

No es el único. De la afición del doctor Carlos Desio por la astronomía quedó un altillo de madera, con techo a dos aguas en una propiedad de calle Belgrano, entre Alem y Gualeguaychú. Ese techo también se abre para dejar salir el telescopio con que el médico solía escrutar la inmensidad del sistema solar.

En las viejas casonas como en la que funcionó la Universidad Popular se conservan los techos corredizos.